Blogia
Andrés Aguinaga Oliver

Poemas

Poemas (III)

Se le secó la cara, el cuerpo, polvo aire, así aún el maltrato no toco el amor destilado que pudo sobrevivir, cosido al alma alimentado en verdad fortalecido de leche, a fuerza de ser querido y pan.

Asediaste, fue perseguido, prendiste fuego a todas sus madrigueras sin darle tiempo: a pensar, a esconderse; bebía básicamente sentir, fue convertido en marsupial de tu cariño, sin parar por si fuera poco, no invernó el deseo; absolutamente tuyo, incontrastablemente de tu persona.

Poemas (II)

Déjame apuntar direcciones y vencer tus demonios, perderme en la textura, llegar al escondite, huerta perdida.

Mojarme de tus aguas, beberlas, resbalar, en humedad, paladeando olores mezclados con borbotones de pasión, espasmos de placer, tomar tus playas, perderme vegetación adentro, invernar en tu alma, molienda atenta zafra exuberante, fragua intensa, contracción continua, siéntote, sintiéndote más, dormir, movimiento, vello, imaginación.

Carne que cede, afloja y se acomoda, sangre que purifica, sabor a mar, olas en costa impúber, ábrete al espolón.

Bergantín de nervios, tensión en músculos que revientan, encincha las sensaciones, millonaria avara de amor.

Estoy en lo profundo, geografía oculta, virgen selva, maraña de felicidad, saboreando efluvio prohibido, fermentos de plasma y piel; sonidos, goznes, lamentos, sombras almidonadas, latiendo todo el frenesí de la hora nona, en martirio frío y sudor lento.

Poemas (I)

Me paro tres veces, en seco, con el alma de un hilo, encierro regreso al papel sin signos, desconectado, no imágenes, detenido, paredes, derrumban muro, me vuelvo, giro, tuerzo.

Empiezan a caer, se derraman, por la punta del carboncillo, trazos linear, yertas, fruto secreto, mito olvidado del ayer por sobrevenir quedamos mirando lo anterior sin traer a tierra la mano desasida.

Rebozo en sentimiento anquilosado, hecho añicos ante el parapeto de la fuerza, precipitándose por el torso vacío en inconclusa tarde de ayer, que sirve de complemento a la hondonada de la muerte.

Extraño a fuerza de querer y maldecir

Adivino deseo de sensaciones

Me parto sin ver, a tientas, respiración

El pesar tañe en nudo vibrante

Te veo venir acribillando vacíos

A lo largo del deseo, cuerpo:

Desconocida, ignota, dominas el nervio bajo la sombra de mi almohada presintiendo el comienzo final, acurrucándote en el aire, junto a mi aliento dotado de impulso alado, acezante.

Has jugado con límites, corriendo en el extremo del risco, confiando en la más pura sin razón, a una puñalada del sentir, iluminando deseos, afectos insepultos, desperdigando maldiciones, pandora hereje de sentimiento unívoco, inevitablemente atrapada en la explicación de motivos, ascensión sin cuerpo, marca impoluta, cisma humano.

Presencia silente, latidos sin eco, voz calibradamente baja, aliento al calor del son, duele afiladamente tu silueta, pálidamente obscura, recontada al trasluz, meridiamente clara, espesura que cubre y separa, la noche del pasado.

Nos unimos en contienda, yendo rápidamente en calma haciendo caminos de letras, puentes de sinceridad, empachándonos de renglones, sin respetar márgenes, empiezo el asedio sin puntuación, salto en párrafos de vida, hundiéndome en médanos de emociones, para llegar al momento sin comas, apartes, ni seguidos, solamente final. Punto.

PARA ELLA

Amo a la persona más linda

pura y exigente del mundo

pertenezco al ser

más encandiladoramente macizo del universo.

Gracias por hacerme sentir

parte de tu irreductible fortaleza

de principios, caricias y certezas

cuando en realidad solamente me hago visible al sol

en el preciso instante

que el delicado y voraz brillo de tus ojos

se posa en el pedregal de mi alma

Es que no se nota

que solo el aroma de tus madrugadas esparcidas en satén

bañadas en el sumo titilante y universal

dan

sentido fundacional al acto vital de respirar

permitiéndome resistir.