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Andrés Aguinaga Oliver

Poemas (III)

Se le secó la cara, el cuerpo, polvo aire, así aún el maltrato no toco el amor destilado que pudo sobrevivir, cosido al alma alimentado en verdad fortalecido de leche, a fuerza de ser querido y pan.

Asediaste, fue perseguido, prendiste fuego a todas sus madrigueras sin darle tiempo: a pensar, a esconderse; bebía básicamente sentir, fue convertido en marsupial de tu cariño, sin parar por si fuera poco, no invernó el deseo; absolutamente tuyo, incontrastablemente de tu persona.

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